DAIMÓNICO
Salió de su casa, y al doblar la esquina, se sintió perdido. Caminó por los lugares más inhóspitos y extraños; recorrió el mundo; fue pirata, poeta, esclavo y señor.
Oscurecía, cuando al llegar a un recodo divisó una casa con una ventana iluminada. Cansado y agobiado se dirigió hacia ella. Nervioso, tocó el timbre. Lo recibió su mamá con vaso de leche tibia y unas cuantas galletitas. En ese momento cerró el libro.
maravillosos libros esos en los que nos perdemos dentro de sus páginas...
ResponderEliminar¡Una dulzura Hector!
ResponderEliminarSaludos afectuosos
Y luego hay veces que todo se dá la vuelta y ya no hay una casa con una mamá que dá leche y galletas y a falta de éso se vá el hombre a vivir con los apaches los vampiros y los gangsters, y si le vá bien con las sirenas.
ResponderEliminarThanks you, Reina, Carlos, Patricia.
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