USURPADO
Dormía cuando tocaron a la puerta. ¿Quién podra ser si estoy solo en este chalet, en un bosque frondoso y profundo, lejos de la ciudad?, pensé. Por si las dudas, me levanté, abrí y al asomarme no vi a nadie. Cerré y volví a acostarme. Otra vez tocaron y con paciencia volví a levantarme, pero nada. A la tercera pensé que soñaba y no le presté atención. Me desvelé un rato. Silencio. Al fin el sueño venció mis ojos y otra vez escuché golpes. A regañadientes me levanté y la abrí de un golpe. Nada. Salí y caminé por el jardín en busca del pesado bromista, pero todo en derredor estaba quieto y callado. Regresé a mi cuarto, pero la puerta estaba cerrada. Ahora era yo quien golpeaba. Adentro alguien roncaba…