2.500KM. DE LONGITUD HACIA LA ETERNIDAD
Y al final del camino, en la cotidiana existencia de las extensas y áridas llanuras, dos siluetas se confundieron en el horizonte encendido, entre gigantes y molinos. Una de ellas, larga y alta, la otra, redonda y bajita. La primera subió al cielo y se confundió con las estrellas. La segunda se hundió en la tierra e hizo crecer las habichuelas; ambas se eternizaron en la conciencia colectiva.