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Mostrando entradas de septiembre 19, 2010

LOBITO Y EL CAZADOR

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A la mañana siguiente, el lobito volvió a salir de la cueva. Aún reía cuando recordaba ver correr a la manada. Pero no contó que, ese mismo día, si vio acercarse el cazador. El miedo le invadió el cuerpo y, al ver que se acercaba cada vez más, empezó a gritar: —¡Socorro! ¡El cazador! ¡Que viene el cazador! Nos van a matar a todos! ¡Auxilio! Pero esta vez la manada, habiendo aprendido la lección el día anterior, hicieron oídos sordos. El lobito vio como el cazador se acercaba, y chilló cada vez más desesperado: —¡Socorro! ¡El cazador! ¡El cazador! —pero los de la manada continuaron sin hacer caso. El lobito vio como el cazador mataba  a toda su familia, sin poder hacer nada. Y cuando creció se arrepintió en lo más profundo de la broma, pero juró vengarse. Era tanta la rabia y el deseo de venganza contenido, que una noche de luna llena, bajo el influjo mágico de su luz, se transformó en hombre. Desde entonces el lobo-hombre aterroriza a toda la comarca.

"MATA-MORFOSIS"

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En un cierto momento indefinido de su indefinida e incierta vida se había dado un traguito, dizque que "para despejar la mente y relajar el espíritu", pero terminó convertido en una botella más de las tantas desparramadas por ahí. Trató de esconder la horrenda metamorfosis untándose cola para madera, pero fue en vano. Un día, al llegar a la oficina, al sentarse, tambaleó, cayó al piso y se rompió. Todavía el conserje, con su habitual parsimonia y silbar, recoge con detenimiento los más pequeños pedacitos de vidrio, pues teme cortarse los dedos.

LA PRIMERA TRANSACCIÓN

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      JAH concluyó con la creación y le preguntó al hombre cómo se sentía. ―Muy solo y aburrido ― contestó la criatura. Entonces Dios envió al Primer Ángel para que le ayudara, y éste, después de haber conversado y visto la situación por la que atravesaba el hombre, fue donde Dios y le sugirió que Adán debería de tener una dulce compañera, preciosa y tierna que le diera compañía y amortiguara su dolor. Así se hizo y Eva fue su nombre. Cierto día Adán le declaró a Eva lo que sentía:       ―Sabes, que si lo quieres, te puedo regalar todos los diamantes de este paraíso, pero aún así no sería mucho para expresarte mi amor. Tal vez con tan sólo una flor podría yo expresarte mejor lo que siento, pero tampoco impactaría lo más profundo de mi ser. Eva, no te doy diamantes, no te doy una flor…te doy un pensamiento envuelto en amor para siempre.        Y Eva ripostó:        ―Está bien, no...

PRIMER VUELO AL ESPACIO

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El despegue se llevó a cabo sin incidentes. El vuelo duró 16 minutos y 39 segundos y la cápsula amerizó en el Océano Atlántico, a 679 km de distancia del punto de despegue, 209 km más allá de lo previsto. Como resultado del mayor impacto y la prolongada espera hasta la llegada del rescate y la violencia de las olas, un poco de agua penetró en el interior de la cápsula, pero el tripulante salió sano y salvo. Lo nombraron Adán, y el   31 de enero de 1961 fue el primer humano usado para volar   al espacio exterior en el planeta de los simios.

PLANET TRUTH

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Luego de cruzar el vasto océano de la galaxia,   el solitario y narizudo cosmonauta llegó a un planeta parecido a la Tierra donde todo era verdadero   y transparente. Sus habitantes nada ocultaban y toda verdad no era alterada ni por omisión, ni por comisión, ni por acción, ni por compasión, ni por activa, ni por pasiva, ni   por abajo y por arriba. Nuestro viajero espacial   comenzó a aburrirse ya que se le hacía muy difícil convivir con aquellos seres cristalinos.   Quiso explicarles a sus habitantes la razón de su visita, pero escondió las manos en sus bolsillos, cruzó los brazos y sus labios tendieron a estar inmóviles, gesto inconsciente   que   lo delató al instante. Los transparentes de inmediato lo encerraron en una cápsula especial y lo sometieron a un proceso de desambiguación. *Para reunión de Diario de Anónima Mente

EN EL MANGLE *

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La cuarta vez que el negrito Melodía vio al otro negrito,  fue antes de entrar a un túnel de luz. Esta vez aquel negrito que él saludaba tanto con su manita, no se movía en el fondo del caño, y mucho menos sonreía; pero a él no le importó porque vinieron muchos otros negritos sonrientes y le rodearon. *Recomiendo leer En el fondo del caño hay un negrito, de José Luis González