LOBITO Y EL CAZADOR
A la mañana siguiente, el lobito volvió a salir de la cueva. Aún reía cuando recordaba ver correr a la manada. Pero no contó que, ese mismo día, si vio acercarse el cazador. El miedo le invadió el cuerpo y, al ver que se acercaba cada vez más, empezó a gritar: —¡Socorro! ¡El cazador! ¡Que viene el cazador! Nos van a matar a todos! ¡Auxilio! Pero esta vez la manada, habiendo aprendido la lección el día anterior, hicieron oídos sordos. El lobito vio como el cazador se acercaba, y chilló cada vez más desesperado: —¡Socorro! ¡El cazador! ¡El cazador! —pero los de la manada continuaron sin hacer caso. El lobito vio como el cazador mataba a toda su familia, sin poder hacer nada. Y cuando creció se arrepintió en lo más profundo de la broma, pero juró vengarse. Era tanta la rabia y el deseo de venganza contenido, que una noche de luna llena, bajo el influjo mágico de su luz, se transformó en hombre. Desde entonces el lobo-hombre aterroriza a toda la comarca.