LA CENICIENTA DE EDIPO
Cuando los zapatos mágicos huyeron de los pies de Cenicienta, ésta no sabía que el príncipe tenía algo planeado. Frágil y vulnerable, la chica no pudo escapar y el príncipe la tomó entre sus brazos, caminó hacía donde estaba su madre reina y le dijo: ─Bueno, madre, ya me decidí. Si esta mujer descalza se puede poner en tus zapatos, será la elegida para ser mi esposa.