DE HUESOS Y PALABRAS
¡Ay!, qué será de mi cuando ya no tenga huesos ni palabras...
Me desperté, y al querer estirarme para aflojar las coyunturas, no pude hacerlo. Traté con esfuerzo de desplegar mis brazos hacia los lados, mientras intentaba abrir la boca, pero no pude moverme ni un centímetro. Me sentí como un charco sobre la cama, con los ojos bailándome en las cuencas, y la piel, puro pellejo. De pronto una risa hueca me sorprendió, y veo, lo que parecía ser mi esqueleto apoyado en la pared; y éste, de manera cínica me dijo:
—Sin mí no puedes hacer nada, ¿verdad querido?
—¿Pero qué haces ahí?, pedazo de huesos —le dije.
Le ordené que volviera, pero el muy condenado se negaba.
—Hoy es tu día libre y yo me encargaré del quehacer de la casa —me dijo con ternura.
—¡Ah, sí!, ¿y cómo te las arreglarás sin mi cerebro, pedazo de fósil?
—Yo también tengo mis sesos, mijito, por si no lo sabías, es una copia virtual del tuyo.
Respiré su soberbia. No me quedó otro remedio que aceptar su individualidad.
—¿Y qué es lo primero que vas a hacer, saco de huesos? —le pregunté, desafiante.
—No te preocupes ya lo tengo todo calculado, amorcito. Primero te prepararé un café negro como a ti te gusta, pero antes déjame que saque la basura.
Tan pronto dijo eso, se fue deprisa a la cocina, vació el zafacón*, abrió la puerta y salió tarareando una canción de Serrat, esa que dice “no hago otra cosa que pensar en ti”... entonces me acordé que el perro estaba suelto, pero ya fue muy tarde para decírselo.
*zafacón
– m. amer. Cubo para recoger la basura.
jajaja me ha encantado.
ResponderEliminarme pregunto si el perro lo enterrará completito o se dará un festín mordisqueando y enterrando cada hueso en un lugar distinto!!
SALUDOS RIVERO!
Muy bueno.
ResponderEliminar¿Y cuando acabe con los huesos?
Saludos
Gabriel
Saludos, Gabriel. Gracias por pasar.
ResponderEliminarMuy bueno... desde el planteo hasta el final... excelente....!!!
ResponderEliminarY la imágen está perfecta... en esa pose.... jaja
Me encantó!!!
Pobre. ¡Qué corto fue su mandato! Genial.
ResponderEliminarBlogsaludos
Gracias, reina, gracias Adivin.
ResponderEliminarDe nuevo regreso a esta tu casa Héctor. Me pensé lo peor... Después del desayuno cama y deseo huesudo. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarLo vuelvo a leer y me vuelve a encantar :) Un abrazo y espero que pronto vuelva a escribir, tres días sin hacerlo...es una eternidad para nosotros...sus seguidores :)
ResponderEliminarBuenísimo!! Una historia de amor de la carne con los huesos. Pero siempre hay un tercero en discordia y aparece el perro. Muy buen finale.
ResponderEliminarAprovecho para felicitarte por tu metáfora de “frialdad” realmente poética.
Abrazo
Gracias, Artistalight y Julio, me motivan sus comentarios.
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