¡Ay!, qué será de mi cuando ya no tenga huesos ni palabras... Me desperté, y al querer estirarme para aflojar las coyunturas, no pude hacerlo. Traté con esfuerzo de desplegar mis brazos hacia los lados, mientras intentaba abrir la boca, pero no pude moverme ni un centímetro. Me sentí como un charco sobre la cama, con los ojos bailándome en las cuencas, y la piel, puro pellejo. De pronto una risa hueca me sorprendió, y veo, lo que parecía ser mi esqueleto apoyado en la pared; y éste, de manera cínica me dijo: —Sin mí no puedes hacer nada, ¿verdad querido? —¿Pero qué haces ahí?, pedazo de huesos —le dije. Le ordené que volviera, pero el muy condenado se negaba. —Hoy es tu día libre y yo me encargaré del quehacer de la casa —me dijo con ternura. —¡Ah, sí!, ¿y cómo te las arreglarás sin mi cerebro, pedazo de fósil? —Yo también tengo mis sesos, mijito, por si no lo sabías, es una copia virtual del tuyo. Respiré su soberbia. No me quedó otro remedio que aceptar su individual...
MICRORRELATOS Y OTRAS HIPERBREVEDADES DE HÉCTOR RIVERO A very good source to get scripts for film school shorts,all commercial use is copyrighted and exclusive property of the author. No puede copiar, reproducir, vender, distribuir, publicar, exhibir, modificar, crear trabajos derivados, transmitir o, de cualquier forma explotar ninguno de los materiales, trabajos o propiedad intelectual pertenecientes a a este blog sin explícito permiso.
Exactamente así, como lo has dicho. Yo no viví su tiempo pero siento que a Norma, todos le quedamos debiendo un puñado de ternura.
ResponderEliminarEso es cierto. ;)
ResponderEliminarÉsta belleza estuvo adelantada a su época, y todos la amamos pero nunca se enteró; los que la rodeaban sólo alcanzaron a verle el cuerpo, y la utilizaron para encumbrar sus propios egos.
ResponderEliminarComo el narcisista Miller y las fuerzas oscuras que la destruyeron.
Pinceladas cortas para pintar un cuadro nostálgico. El texto nos va proyectando las imágenes de la caída al pozo donde se fue la buena de Marylin.
ResponderEliminarGracias, Héctor, enhorabuena por el blog.
Un saludo.
Si hay una muerte triste es la de soledad...
ResponderEliminarGracias, Alberto y reina...:)
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