ALLÁ: RELATO BORICUA

En el “bauty parlor” del barrio se encontraron Celia y Sofía, después de mucho tiempo de no verse.
―Hola muchacha, como estás. ¿Y qué, cuando llegaste? Hacia tiempo que no te veía, mija ―le dice Celia, sorprendida.
―¡ Hola, Sofi ! Pues apenas llevo una semana que estoy aquí. Allá me gusto pero me sentí sola, tú sabes no es lo mismo cuando uno tiene la familia cerca.
―Entiendo muchacha, pero allá es tan bueno. Yo cuando estuve allá recibí muchas ayudas. Allá no es como acá que se les va to en papelerías y tardan una eternidad para darte un poco e chavos.
―Sí, yo tenía casi todas las ayudas y a los nenes le gustaba la escuela, ya hablan más inglés que yo.
Un señor que acompañaba a su esposa, con pinta de presentao’ , se inmiscuyó en la conversación, y dijo:
―Allá como que hay más respeto, ¿verdad? Nosotros tuvimos veinte años viviendo allá, y en todo ese tiempo nunca vimos basura en las calles ni revoluces políticos. Figúrense, allá hay tanto orden que cuando la guagua escolar se detiene a dejar los muchachos, los carros que vienen atrás se detienen también, y no pasan. Muchacho, aquí se para la guagua y le quieren pasar por encima. Y en to’ ese tiempo que estuve por allá, nunca oímos radios ni altoparlantes altos. Aquí hay que ver el ruido y el alboroto que se forma con los servicios religiosos en las casas y las pachangas políticas. Si es que allá hay respeto y decencia. Cuando tienes una cita con el médico, te llaman con anticipación.
―Igualito a Puerto Rico ―comentó con ironía una de las peinadoras, la cual tenía su oreja en forma de embudo, y escuchaba la conversación.
―Asi mismito es. Miren allá no hay ni un hoyito en las carreteras, están bien cuidadas, y Dios libre que pidan dinero en la calle. No, allá eso no va. Es más pa’ pedir chavos allá, tiene que ser pa’ una causa benéfica y tiene uno que vestir decente, sacar un permiso y regalar dulces o algo así a la gente que te da dinero. Así mismo es….Allá…Allá…
Y los “allá” se multiplican entre el somos y no somos de mi pueblo que se muere de nada en su absurdo realismo mágico.

Comentarios

  1. Aquí, en España, no sentimos como ustedes tan cerca a ellos, pero su ruído de botas nos llega. Cada día hay más pobres en USA, hay tantos que igual nos los exportan.

    Blogsaludos

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  2. Sí,desgraciadamente ya aquel allá ha desaparecido.
    Aunque no del todo,hay sus zonas y sus pueblitos granjeros,donde la gente actúa en su mayoría de buena fé.
    Pero dificilmente en cualquiera de las ciudades grandes,y aún así no se siente uno tan expuesto acá como en un México D.F.donde hay que caminar cuidándote de cuantos te rodean

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