DE HUESOS Y PALABRAS
¡Ay!, qué será de mi cuando ya no tenga huesos ni palabras... Me desperté, y al querer estirarme para aflojar las coyunturas, no pude hacerlo. Traté con esfuerzo de desplegar mis brazos hacia los lados, mientras intentaba abrir la boca, pero no pude moverme ni un centímetro. Me sentí como un charco sobre la cama, con los ojos bailándome en las cuencas, y la piel, puro pellejo. De pronto una risa hueca me sorprendió, y veo, lo que parecía ser mi esqueleto apoyado en la pared; y éste, de manera cínica me dijo: —Sin mí no puedes hacer nada, ¿verdad querido? —¿Pero qué haces ahí?, pedazo de huesos —le dije. Le ordené que volviera, pero el muy condenado se negaba. —Hoy es tu día libre y yo me encargaré del quehacer de la casa —me dijo con ternura. —¡Ah, sí!, ¿y cómo te las arreglarás sin mi cerebro, pedazo de fósil? —Yo también tengo mis sesos, mijito, por si no lo sabías, es una copia virtual del tuyo. Respiré su soberbia. No me quedó otro remedio que aceptar su individual...
¡Excelentísima idea amigo!
ResponderEliminarMe quito el sombrero.
:S Vaya Señor Héctor... y qué fue lo que hizo?
ResponderEliminarDe todos modos, no decía su nombre...y ya sabe como es el correo, recuerde que Dios Padre tiene 6.800.000 millones de hijos :)
ResponderEliminarjajaja, que mal, habrá que buscar otro oficio, supongo.
ResponderEliminarUn abrazo despedido Héctor.
Y ahora a que te vas a dedicar... ¿El despido tiene indemnización? ¿Un último milagro para aguantar a salvo el pellejo?
ResponderEliminarDespedido por no dar el máximo en amor...ja-ja-ja. Gracias Patricia,María Luisa, Daniel, Manuel; espero no los despida a ustedes...;)
ResponderEliminarBienvenido al club. Cada día somos más los despedidos.
ResponderEliminarBlogsaludos
Hola, Adivin! Mira para alla, hasta un club ya tenemos...je-je Blogsaludos!
ResponderEliminarHasta Dios se acoge a la reforma laboral.
ResponderEliminarUn abrazo.