Sofía bailaba muy bien las danzas del rey David en la pequeña iglesia del barrio, hasta que un día el pastor le echó el ojo y la quiso estrenar. Ahora es la mejor bailarina bottonless en el burdel de Paco, gana mucho dinero, es la preferida del público y da gracias al Señor porque encontró la verdad.
¡Ay!, qué será de mi cuando ya no tenga huesos ni palabras... Me desperté, y al querer estirarme para aflojar las coyunturas, no pude hacerlo. Traté con esfuerzo de desplegar mis brazos hacia los lados, mientras intentaba abrir la boca, pero no pude moverme ni un centímetro. Me sentí como un charco sobre la cama, con los ojos bailándome en las cuencas, y la piel, puro pellejo. De pronto una risa hueca me sorprendió, y veo, lo que parecía ser mi esqueleto apoyado en la pared; y éste, de manera cínica me dijo: —Sin mí no puedes hacer nada, ¿verdad querido? —¿Pero qué haces ahí?, pedazo de huesos —le dije. Le ordené que volviera, pero el muy condenado se negaba. —Hoy es tu día libre y yo me encargaré del quehacer de la casa —me dijo con ternura. —¡Ah, sí!, ¿y cómo te las arreglarás sin mi cerebro, pedazo de fósil? —Yo también tengo mis sesos, mijito, por si no lo sabías, es una copia virtual del tuyo. Respiré su soberbia. No me quedó otro remedio que aceptar su individual...
A veces pienso que inventaron un Dios diseñado para cargar con la culpa.
ResponderEliminarNo entienden que Dios es más como el sol, que lanza su calorcito sin discriminar ni corregir a nadie.
Carlos de la Parra.
Mejor entro como anónimo pues le han puesto a tu blog una función de elegir perfil, a través de la cual meter un comentario es más difícil que meter un gol en la final.
jajaja....entre éste y el anterior está hecho un hereje....! jajaja
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