DE HUESOS Y PALABRAS
¡Ay!, qué será de mi cuando ya no tenga huesos ni palabras... Me desperté, y al querer estirarme para aflojar las coyunturas, no pude hacerlo. Traté con esfuerzo de desplegar mis brazos hacia los lados, mientras intentaba abrir la boca, pero no pude moverme ni un centímetro. Me sentí como un charco sobre la cama, con los ojos bailándome en las cuencas, y la piel, puro pellejo. De pronto una risa hueca me sorprendió, y veo, lo que parecía ser mi esqueleto apoyado en la pared; y éste, de manera cínica me dijo: —Sin mí no puedes hacer nada, ¿verdad querido? —¿Pero qué haces ahí?, pedazo de huesos —le dije. Le ordené que volviera, pero el muy condenado se negaba. —Hoy es tu día libre y yo me encargaré del quehacer de la casa —me dijo con ternura. —¡Ah, sí!, ¿y cómo te las arreglarás sin mi cerebro, pedazo de fósil? —Yo también tengo mis sesos, mijito, por si no lo sabías, es una copia virtual del tuyo. Respiré su soberbia. No me quedó otro remedio que aceptar su individual...
jeje me gustó la versión del clásico.
ResponderEliminarUn saludo indio
Tiene un punto de Monterroso, pero a la inversa, ella ya no estaba allí. Abrazos.
ResponderEliminarChapeau Héctor!!!
ResponderEliminarMuy muy bueno
me encantó!!!!
ResponderEliminary es que ella era un alma buena.
saludos Rivero!!!
Pobre Adán... al menos ahora tenía una hoja de parra de más y no tendría que estar lavando la otra :)
ResponderEliminarOlvidé decirle, que me alegro muchísimo de que haya vuelto a escribir y nos deleite de nuevo con sus bellos relatos :)
ResponderEliminarPasamos mucho tiempo en clase (de Prof. Saad Maura) discutiendo este cuentico...Me encanta que introduzca montones de preguntas: ¿Por qué dos hojas en vez de tres? ¿Qué es el paraíso aquí- estar desnuda sin vergüenza, o estar lejos del hijo de puta Adán? O quizás mi interpretación es demasiado orientada hacia la perspectiva de la mujer...Quizás las dos hojas son de los dos...De todos modos, me ha dado mucho que reflexionar....Gracias por sus inventos. -Rebecca
ResponderEliminarGracias, Rebecca;es algo críptico que invita a diferentes perspectivas. Un saludo.
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