Era una chica que usaba capa roja-azul-verde, y quería ser Miss Universe, pero terminó de centerfold en la revista Playboy. Luego conoció a un lobo, que en realidad era un reguetonero, y la engañó, dejándola embarazada. Vino un leñador, que en realidad era un político mafioso, y le prometió villas y castillos; pero la abuela, que en realidad era una fiscal federal, los atrapó "in fraganti" y los metió presos a los tres.
¡Ay!, qué será de mi cuando ya no tenga huesos ni palabras... Me desperté, y al querer estirarme para aflojar las coyunturas, no pude hacerlo. Traté con esfuerzo de desplegar mis brazos hacia los lados, mientras intentaba abrir la boca, pero no pude moverme ni un centímetro. Me sentí como un charco sobre la cama, con los ojos bailándome en las cuencas, y la piel, puro pellejo. De pronto una risa hueca me sorprendió, y veo, lo que parecía ser mi esqueleto apoyado en la pared; y éste, de manera cínica me dijo: —Sin mí no puedes hacer nada, ¿verdad querido? —¿Pero qué haces ahí?, pedazo de huesos —le dije. Le ordené que volviera, pero el muy condenado se negaba. —Hoy es tu día libre y yo me encargaré del quehacer de la casa —me dijo con ternura. —¡Ah, sí!, ¿y cómo te las arreglarás sin mi cerebro, pedazo de fósil? —Yo también tengo mis sesos, mijito, por si no lo sabías, es una copia virtual del tuyo. Respiré su soberbia. No me quedó otro remedio que aceptar su individual...
Pero ¿por qué la apresan a ella si su único delito es un gusto desastroso con los hombres y -quizás- ese sueño un tanto vulgar de ser Miss Universo?
ResponderEliminar¡Pobre Caperucita!
Ja-ja-ja , HOLA Cartaphilus...porque aquí todo es burundanga indefinida...sin ton ni son politico.
ResponderEliminarTu versión realista retrata muy bien el caperucitismo contemporáneo, y las realidades idiosincráticas que tenemos quienes hablamos español en cuanto al ejercicio del poder.
ResponderEliminarAsi es Carlos, y tenemos que aprovechar nuestra pluma para desahogarnos de tanto abrupto y atropello en nombre del poder por el poder.Gracias, compañero
ResponderEliminarJAJAJA me ha encantado, no quedó nadie, solo el microrelatista pa contarlo y cuidado que si abres de más la boca caes preso vos también.
ResponderEliminarMUY BUENO RIVERO!
Abrazo
A unos por cómplices y a otros por bandoleros, siempre domina la mano mayor...pobre caperucita, que no es otra cosa que el pueblo confundido...Gracias, Escarcha ;)
ResponderEliminar¡Muy bien por esa abuela! Alguien que ponga preso a un político mafioso merece un aplauso emocionado.
ResponderEliminarUn abrazo Héctor
Pero ojo, Patricia, mira que metió presa a la pobre caperucita...;)
ResponderEliminarCaray con la abuelita. Aunque esta caperucita no tenía pinta de niña buena, sino de ser un poco cantamañanas. Gracias por tu micro Héctor.
ResponderEliminarGracias por leerme, Manuel.
ResponderEliminar¡Qué pena! Con esa lencería y perdiendo el tiempo en la carcel.
ResponderEliminarBlogsaludos
Blogsaludos, Adivin...gracias por pasar...si, es una pena..
ResponderEliminar¡¡Pobre caperucita!! al final salió mal parada, aunque el lobo no era tan fiero como lo pintaban, me fio menos de los cazadores.
ResponderEliminarBonito rincón.
Un saludote, Irma.-
Gracias, Irma. :)
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