Escritores intrincados
Un grupo de escritores se propuso redactar la novela de la vida; iban de una ciudad a otra con todas sus computadoras, impresores y papeles. Pasaron diez, cincuenta, cien quinientos años hasta que por fin llegaron a Escritolandia, cuando de repente se para el autor más sabio y dice:
─Queridos colegas se nos han quedado las ideas y la inspiración; pero sólo uno de ustedes podrá ir a traerlas de regreso. ¿Quién lo quiere hacer?
Por allá una crítica literaria levanta la mano y dice: ──Yo voy, con la condición de que no comiencen a escribir hasta mi regreso, ¿están de acuerdo? Y todo el grupo responde: ─¡Sí!
Bueno, entonces la crítica literaria se va a su viaje. Pasaron quinientos, mil, cincomil, hasta diezmil años y llega un narrador del grupo y dice: ─No, a esa comentarista le pasó algo, debe de estar enferma, yo digo que escribamos ya y nos olvidemos de ella.
Pero el literato más entendido le responde: ─No, no escribiremos, recuerden la promesa, sigamos esperando.
Pasan otros diez mil años y nada que llegaba la critica literaria, hasta que dijo el más docto:
─Bueno, nos tocó comenzar a escribir.
Y todos comenzaron a redactar, cuando de repente sale la crítica literaria de un matorral y dice:
─¿Qué tal si me hubiera ido? ¿Huh?
─Queridos colegas se nos han quedado las ideas y la inspiración; pero sólo uno de ustedes podrá ir a traerlas de regreso. ¿Quién lo quiere hacer?
Por allá una crítica literaria levanta la mano y dice: ──Yo voy, con la condición de que no comiencen a escribir hasta mi regreso, ¿están de acuerdo? Y todo el grupo responde: ─¡Sí!
Bueno, entonces la crítica literaria se va a su viaje. Pasaron quinientos, mil, cincomil, hasta diezmil años y llega un narrador del grupo y dice: ─No, a esa comentarista le pasó algo, debe de estar enferma, yo digo que escribamos ya y nos olvidemos de ella.
Pero el literato más entendido le responde: ─No, no escribiremos, recuerden la promesa, sigamos esperando.
Pasan otros diez mil años y nada que llegaba la critica literaria, hasta que dijo el más docto:
─Bueno, nos tocó comenzar a escribir.
Y todos comenzaron a redactar, cuando de repente sale la crítica literaria de un matorral y dice:
─¿Qué tal si me hubiera ido? ¿Huh?
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