DEFINICIÓN, TEORIAS Y DECÁLOGOS

Por Ginés S. Cutillas
I - Antes de escribir nada, lee todo.
No se puede escribir nada de calidad sin haber leído a los grandes. Busca las obras de los maestros en la materia –Borges, Cortázar, Monterroso, Aub, Denevi, Gó-mez de la Serna,... - , apréndetelas de memoria y olvídalas.
Sólo entonces –y cuando hayas dejado de imitarles- escribirás algo de calidad.
II - No escribas nada que no aporte nada nuevo.
Esta rotunda afirmación se podría transpolar al resto de las artes, pero en esta en concreto es una verdad absoluta. Busca una idea innovadora y explótala hasta el final.
III - Elige con sumo cuidado cada una de las palabras.
En esta disciplina el matiz de cada vocablo es fundamental. No es lo mismo ‘atrapar’ que ‘apresar’ o ‘coger’. La primera es coger a quien huye o engañar a alguien para que caiga en una trampa, la segunda tiene connotación animal -hacer presa con colmillos o garra- o naval -apoderarse de una nave- y la tercera es la forma general y anodina que engloba a las dos primeras.
Evita adjetivar. Antepón siempre un sustantivo débil a un adjetivo fuerte. Si existe un adjetivo para describirlo seguro que un sustantivo se acerca más a la idea que buscas transmitir.
IV - Concentra tu máximo esfuerzo en la primera frase.
Es la que atrapa al lector. No es lo mismo empezar con ‘Me enamoré de un pez’ que con ‘Era una calurosa tarde de abril’.
V - Haz que el título forme parte de la historia.
En tan poco recorrido no puedes desperdiciar ningún recurso. Las palabras del tí-tulo deben aportar información, aclarar la historia o situar de forma inequívoca la ac-ción. Además, igual que la primera frase, ha de ser original y que te empuje a leerlo. Si el punto anterior lo cumples, entonces ya sólo tienes que acompañar al lector cogido de la mano hasta el punto final.
VI - Una imagen vale más que mil palabras.
Este tópico adquiere vital importancia en el microrrelato. Si consigues expresar con una mirada desgarrada de la chica hacía el chico –o al revés-, se explique que vivie-ron una apasionada historia de amor en otra época, has conseguido ahorrarte la explica-ción que te llevaría sin duda más espacio.
VII - La elipsis es la reina.
En la literatura en general y en esta disciplina en particular la figura de la elipsis es fundamental. Nunca menosprecies al lector. Juega con sus conocimientos, aprovécha-los y evita exponer información que ya sepa. Todo el mundo sabe que el fruto prohibido fue una manzana, ¿para qué nombrarla entonces?
VIII - Parte de situaciones y personajes conocidos.
Utiliza personajes de la cultura universal. Si nombras a Eva o a Adán transporta-ras al lector al principio de los tiempos. Si nombras a Hitler lo asociará inmediatamente con la II guerra mundial.
Por otra parte, si nombras a caperucita, todo el mundo estará esperando que sal-ga el lobo.
IX - Usa sin complejos toda la literatura anterior.
La literatura se nutre de literatura. Si nombras a un escarabajo llevarás al lector a pensar de forma inevitable en Kafka, si hablas de sueños y erotismo aparecerá Freud en cualquier momento, si hablas de terror cósmico Lovecraft estará al caer y si apoyas una pipa en el microrrelato, Sherlock Holmes estará llamando a tu puerta.
X - Golpea sin piedad en el punto final.
La explosión de la idea viene con la última palabra. Ahí es cuando todo el mi-crorrelato toma forma, cuando todo se explica y adquiere sentido. El punto álgido no puede estar al principio pues perderías la atención del escritor, ni tampoco en medio porque defraudarías sus expectativas. Es justo en el punto final cuando el lector espera –sin saberlo y ahí es donde reside nuestra mayor ventaja- ser noqueado.






Por Ginés S. Cutillas

I - Antes de escribir nada, lee todo.

No se puede escribir nada de calidad sin haber leído a los grandes. Busca las obras de los maestros en la materia –Borges, Cortázar, Monterroso, Aub, Denevi, Gó-mez de la Serna,... - , apréndetelas de memoria y olvídalas.

Sólo entonces –y cuando hayas dejado de imitarles- escribirás algo de calidad.

II - No escribas nada que no aporte nada nuevo.

Esta rotunda afirmación se podría transpolar al resto de las artes, pero en esta en concreto es una verdad absoluta. Busca una idea innovadora y explótala hasta el final.

III - Elige con sumo cuidado cada una de las palabras.

En esta disciplina el matiz de cada vocablo es fundamental. No es lo mismo ‘atrapar’ que ‘apresar’ o ‘coger’. La primera es coger a quien huye o engañar a alguien para que caiga en una trampa, la segunda tiene connotación animal -hacer presa con colmillos o garra- o naval -apoderarse de una nave- y la tercera es la forma general y anodina que engloba a las dos primeras.

Evita adjetivar. Antepón siempre un sustantivo débil a un adjetivo fuerte. Si existe un adjetivo para describirlo seguro que un sustantivo se acerca más a la idea que buscas transmitir.

IV - Concentra tu máximo esfuerzo en la primera frase.

Es la que atrapa al lector. No es lo mismo empezar con ‘Me enamoré de un pez’ que con ‘Era una calurosa tarde de abril’.

V - Haz que el título forme parte de la historia.

En tan poco recorrido no puedes desperdiciar ningún recurso. Las palabras del tí-tulo deben aportar información, aclarar la historia o situar de forma inequívoca la ac-ción. Además, igual que la primera frase, ha de ser original y que te empuje a leerlo. Si el punto anterior lo cumples, entonces ya sólo tienes que acompañar al lector cogido de la mano hasta el punto final.

VI - Una imagen vale más que mil palabras.

Este tópico adquiere vital importancia en el microrrelato. Si consigues expresar con una mirada desgarrada de la chica hacía el chico –o al revés-, se explique que vivie-ron una apasionada historia de amor en otra época, has conseguido ahorrarte la explica-ción que te llevaría sin duda más espacio.

VII - La elipsis es la reina.

En la literatura en general y en esta disciplina en particular la figura de la elipsis es fundamental. Nunca menosprecies al lector. Juega con sus conocimientos, aprovécha-los y evita exponer información que ya sepa. Todo el mundo sabe que el fruto prohibido fue una manzana, ¿para qué nombrarla entonces?

VIII - Parte de situaciones y personajes conocidos.

Utiliza personajes de la cultura universal. Si nombras a Eva o a Adán transporta-ras al lector al principio de los tiempos. Si nombras a Hitler lo asociará inmediatamente con la II guerra mundial.

Por otra parte, si nombras a caperucita, todo el mundo estará esperando que sal-ga el lobo.

IX - Usa sin complejos toda la literatura anterior.

La literatura se nutre de literatura. Si nombras a un escarabajo llevarás al lector a pensar de forma inevitable en Kafka, si hablas de sueños y erotismo aparecerá Freud en cualquier momento, si hablas de terror cósmico Lovecraft estará al caer y si apoyas una pipa en el microrrelato, Sherlock Holmes estará llamando a tu puerta.

X - Golpea sin piedad en el punto final.

La explosión de la idea viene con la última palabra. Ahí es cuando todo el mi-crorrelato toma forma, cuando todo se explica y adquiere sentido. El punto álgido no puede estar al principio pues perderías la atención del escritor, ni tampoco en medio porque defraudarías sus expectativas. Es justo en el punto final cuando el lector espera –sin saberlo y ahí es donde reside nuestra mayor ventaja- ser noqueado


 CARACTERÍSTICA ESENCIALES DE UN MICRO


Brevedad: idealmente no mas de 200 palabras
-Ficcionalidad / velocidad de lectura
-Ambigüedad semántica / polisemia
-Humor inteligente / sarcasmo / ironía / doble sentido
-Fragmentariedad / dilación del sentido final
-Metalenguaje / bestiario / sueños / objetos animados
-Dispara interrogantes en el lector / obliga retrolectura
-Reescritura de la literatura / alusiones literarias
-Alusiones históricas / grecorromanas
-Intertextualidad / requiere lector competente y alerta
-Importancia del título como parte de la narración

  
¿QUÉS UN MICRORRELATO?-de David Moreno Sanz, el indio.No Comments)
Un suspiro / un latido/ un tic-tac/ un pestañeo/ una ráfaga/ un destello/ un resplandor/ una idea/ una historia/ un cuento/ un sentimiento/ un espasmo/ una estrella fugaz/ una nota musical/ un gesto/ un flechazo/ un garabato/ un chispazo/ una inspiración/ un guiño/ un vaivén/ un brote/ una explosión/ un flash/ una caricia/ un roce/ una erupción/un juego/ una pasión/ una ilusión/ una brevedad/ un big bang/ una vida/...

HISTORIA DEL MICRORRELATO EN EL MUNDO

El microrrelato tiene sus raíces en las fábulas de Esopo, y ha formado parte de la obra de numerosos escritores profesionales como Bolesław Prus, Anton Chekhov, O. Henry, Franz Kafka, H.P. Lovecraft, Ernest Hemingway, Arthur C. Clarke, Ray Bradbury, Kurt Vonnegut Jr., Fredric Brown y Lydia Davis, entre otros. El interés por la literatura breve ha resurgido últimamente gracias a Internet y su demanda de textos concisos, de rápida y fácil lectura. Entre las publicaciones especializadas en microrrelatos se encuentran “SmokeLong Quarterly”, “Flash Fiction Online”, y “Vestal Review”. El proyecto “365 Tomorrows” ha publicado todos los días un nuevo microrrelato de ciencia ficción desde el 2005. El “Micro Award”, creado en 2007, fue el primer premio dedicado únicamente a esta clase de textos.


Fuente: http://en.wikipedia.org/wiki/Flash_fiction


 ***




***
1. Un microcuento es una historia mínima que no necesita más que unas pocas líneas para ser contada, y no el resumen de un cuento más largo.




2. Un microcuento no es una anécdota, ni una greguería, ni una ocurrencia. Como todos los relatos, el microcuento tiene planteamiento, nudo y desenlace y su objetivo es contar un cambio, cómo se resuelve el conflicto que se plantea en las primeras líneas.


3. Habitualmente el periodo de tiempo que se cuente será pequeño. Es decir, no transcurrirá mucho tiempo entre el principio y el final de la historia.


4. Conviene evitar la proliferación de personajes. Por lo general, para un microcuento tres personajes ya son multitud.


5. El microcuento suele suceder en un solo escenario, dos a lo sumo. Son raros los microcuentos con escenarios múltiples.


6. Para evitar alargarnos en la presentación y descripción de espacios y personajes, es aconsejable seleccionar bien los detalles con los que serán descritos. Un detalle bien elegido puede decirlo todo.


7. Un microcuento es, sobre todo, un ejercicio de precisión en el contar y en el uso del lenguaje. Es muy importante seleccionar drásticamente lo que se cuenta (y también lo que no se cuenta), y encontrar las palabras justas que lo cuenten mejor. Por esta razón, en un microcuento el título es esencial: no ha de ser superfluo, es bueno que entre a formar parte de la historia y, con una extensión mínima, ha de desvelar algo importante.


8. Pese a su reducida extensión y a lo mínimo del suceso que narran, los microcuentos suelen tener un significado de orden superior. Es decir cuentan algo muy pequeño, pero que tiene un significado muy grande.


9. Es muy conveniente evitar las descripciones abstractas, las explicaciones, los juicios de valor y nunca hay que tratar de convencer al lector de lo que tiene que sentir. Contar cuentos es pintar con palabras, dibujar las escenas ante los ojos del lector para que este pueda conmoverse (o no) con ellas.


10. Piensa distinto, no te conformes, huye de los tópicos. Uno no escribe (ni microcuentos ni nada) para contar lo que ya se ha dicho mil veces.


***
Daniel Sánchez Bonet nos dice:
1. La extensión de un microrrelato debe abarcar como máximo hasta las 150 o 200 palabras. No hacen falta más, sino es que te estás yendo por las ramas y lo que verdaderamente tienes que tallar es el tronco. Las ramas del árbol son para sujetarse o trepar hacia la esencia, por lo que no hace falta que se vean.


La Guerra, Xuan Folguera Martin

Antes de que existiera la muerte, todo era mucho más divertido en el barrio. Nos acuchillábamos unos vecinos a otros, nos suicidábamos colisionando nuestros coches contra las farolas o nos lanzábamos en plancha desde la azotea. Como mucho, perdíamos la inconsciencia durante unas cuantas horas. Al amanecer, siempre sanaban las heridas, se soldaban los huesos y nos levantábamos sin rencor y con paso titubeante, como si únicamente nos hubiéramos despertado de un sueño.

Hace un par de días, unos vecinos le pegaron una pedrada en la cabeza al tío Luis. Al amanecer no se levantó. Tampoco se levantó al día siguiente.

―La guerra ―sentenció una mañana el abuelo.

Todos lo miramos en silencio durante unos segundos, pero enseguida continuamos recogiendo piedras y palos para ir en busca de los vecinos. No sabíamos muy bien lo que era la guerra, pero no estaba bien que los restos del tío Luis continuaran solos en la acera.

Peso: 154 palabras

2. El texto debe ante todo sugerir, no contar. Para qué regodearte en una imagen literaria… que sea el lector quién llegue al éxtasis por él mismo. Dicen, que una mujer tapada con una blusa de seda es más erótica y sugerente que si nos muestra desnuda todos sus encantos. Que el desnudo no sea integral…

Sin título, Teresa Serván

Los rincones más hermosos de mi casa son los de tu cuerpo cuando la habitas.

Peso: 15 palabras

3. Juega con el doble sentido de las palabras. Suele ser un recurso exitoso porque el lector se verá involucrado en tu juego y deberá tomar parte de él. La ironía y el humor también te ayudarán porque, como ocurre con un chiste, hay que pillarlo, no vale con estar ahí sentado de bruces de forma pasiva.

Cotidiana, Miguel Gomes

Tras una discusión, coloqué a mi mujer sobre la mesa, la planché y me la vestí. No me sorprendió que resultara muy parecida a un hábito.

Peso: 26 palabras

4. Emplea elipsis y fueras de campos (cine) porque si este género destaca por algo es por obviar las cosas. Ten una idea, escríbela y después edítala como se hace en el cine. Enfócala desde diversos puntos de vista y después elige las tomas más adecuadas.

Ningún náufrago, Raúl Sánchez Quiles

Hace veinte años que esperaba una señal y una avioneta se estrelló ayer en la isla. Cuando se apagó el fuego pude contar los cuerpos: cuatro hombres. Los senté y les conté mi historia: lo que he comido, donde he dormido, lo que he pasado desde que el yate perdió el mástil.

Hoy la radio aún emite una señal de SOS, por eso, esperanzado, coloqué los cuerpos como estaban, destruí mi cabaña, me afeité y me puse ropa limpia. Quiero dejar de ser un náufrago. Cuando estire la mano y toque la llama, mi cuerpo bañado en queroseno contará la historia de cinco muertos en accidente aéreo. Ni una palabra de un náufrago.

Peso: 113 palabras

5. El título es crucial porque sirve para economizar el texto que viene después. Aunque, recuerda que el título no sea demasiado explícito, porque puedes cargarte la gracia del microrrelato. Empléalo como si fuera una parte más, pero piensa que es lo que el lector va a leer primero.

Después de la guerra, Alejandro Jodorowski

El último ser humano vivo lanzó la última paletada de tierra sobre el último muerto. En ese instante mismo supo que era inmortal, porque la muerte sólo existe en la mirada del otro.

Peso: 38 palabras

6. El microrrelato debe contener una historia, una narración de algo. Un microrrelato no es un aforismo o una simple ocurrencia. Se pueden obviar algunas partes de la narración, pero la historia debe estar ahí, con su conflicto.

Amor 77, Julio Cortázar

Y después de hacer todo lo que hacen se levantan, se bañan, se entalcan, se perfuman, se visten, y así progresivamente van volviendo a ser lo que no son.

Peso: 31 palabras

7. Las palabras que se escojan para escribir un microrrelato deben ser las justas y necesarias. Al verlo terminado, el texto debe parecerse a una fórmula matemática.

Paranoia, Jorge Pardo

Sus tres intentos frustrados de suicidio le provocaron una seria paranoia. La vida lo perseguía implacablemente.

Peso: 16 palabras

8. El final es lo más importante, es ahí donde el lector debe recibir la bofetada. Por lo tanto, sitúa al lector y llévalo a tu terreno. Después enséñale el abismo para que sienta vértigo. El lector sabrá que estás ahí para estrecharle la mano. Debe sentir esa complicidad, esa cercanía.

Madre, Jorge Gómez Jiménez

Ninguno de los planes con que Piero intentó asesinar a su madre había dado resultado. Otros planes de mayor audacia tenían el problema de que eventualmente la policía podría descubrir al culpable.

Una mañana de invierno Piero terminó de imaginar el plan definitivo. Fue al puente y se lanzó. Su cadáver fue recuperado en la ribera, cien metros hacia abajo, a los dos días.

El plan era perfecto. Una semana más tarde su madre moría de tristeza.

Peso: 77 palabras

9. No hace falta ser totalmente coherente, sino creíble. Un elefante puede volar y ser de color amarillo si su historia está bien contada porque las palabras también connotan, no sólo denotan y es ahí donde aparece el bagaje cultural y experimental del lector.
Elección de vestuario, Patricia Esteban Erlés

Un día más miré por la ventana para ver si mi vestido de los suicidios combinaba con la luz y los edificios colindantes.

Peso: 23 palabras

10. Hay que tener en cuenta que el auge del microrrelato está ligado a nuestra realidad actual de fugacidad, rapidez y estrés, en parte provocada por Internet y las nuevas tecnologías que nos dan acceso a un mundo infinito de posibilidades. Dale un suspiro al lector, que no se agobie en la lectura porque sino pasará a otra cosa. Hay demasiadas cosas que leer y muy poco tiempo.

Si un hombre, Iván Olmedo

Si un hombre conociera con exactitud el momento de su muerte y éste estuviera aún muy lejano, conduciría con los ojos cerrados, bebería ácido, se zambulliría en aguas infestadas de tiburones… desafiando a la Naturaleza. Tendría para sí la existencia más fantástica dada a un ser humano, sorprendiéndose cada vez de qué manera el destino salvaría su vida.

Pero… ¿y si lo único que conociera fuese el momento exacto de su muerte? ¿Y nada más?

Peso: 75 palabras

Una última cosa…

Si quieres empezar a escribir microrrelatos, como todo en la vida, debes empezar desde la base, es decir, leer muchos textos, tanto de escritores clásicos como actuales. No seas impaciente. Éste es un género que precisa mucha práctica.

******************
"Microrrelatos: Doce recursos más para hacernos sonreír"  es un texto en EXCLUSIVA para la revista Literaturas.com de Dolores M. Koch. La investigadora asistió al IV Congreso Internacional  de Minificción celebrado en la  Universidad de Neuchâtel (Suiza) los días 5, 6 y 7 de noviembre 2006.
Autora de ensayos y textos sobre la microficción y lo hiperbreve se la considera la «descubridora» del género. Tienes ahora oportunidad de tomar clases con ella desde cualquier lugar del mundo. En Literaturas.com - Escuela de Escritura hemos abierto un taller a través de Internet para que Dolores M. Koch te cuente todos los secretos de la minificción, que son muchos. Puedes consultar esta información en  Cómo escribir microrrelatos (hiperbreves)
Se han hecho muchos estudios sobre el humor, pero todavía su verdadero origen se nos escapa. A veces podemos distinguir entre un simple chiste y un microrrelato humorístico. La minificción es ingeniosa, y cuando el lector capta un alarde de ingenio de parte de un escritor, en general sonríe de satisfacción. Satisfacción frente a ese ingenio, y satisfacción propia al poder captarlo. Pero el intento de ese ingenio es complejo: lúdico y desacralizador, a veces nos hace reflexionar con un insospechado punto de vista, o nos hace examinar de nuevo algún concepto pasivamente aceptado. Es curioso que estos recursos son los mismos, no importa el país de procedencia. Debe subrayarse que los autores de microrrelatos no se han valido de ninguna preceptiva. Estos recursos se han destilado de la práctica de este subgénero, esto es, a posteriori. El ingenio es usualmente rebelde o simplemente juguetón.  Un sinnúmero de estrategias se han utilizado para lograr la sonrisa (a veces variaciones de estas estrategias). Para detallar estos recursos utilizados que encontré, con varios ejemplos cada uno, he necesitado dos ensayos independientes. En este veremos doce de ellos, que a veces combinan en su breve exposición dos o más de estas estrategias. Los ejemplos serán necesariamente muy breves, de autores famosos y, con mayor frecuencia, de autores poco conocidos.
Veamos el Recurso # 1. Transgresión de géneros. Una de las características del microrrelato es que es «proteico», a decir de Violeta Rojo, o sea, que salta las barreras genéricas tradicionales entre la narrativa, la poesía y a veces el ensayo. Lola Díaz nos ofrece un buen ejemplo poético en Fertilidad:
A punto de terminar su relato, una ráfaga de viento se llevó las palabras. Cayeron en tierra fértil, y en primavera brotaron cuentos de colores.
La fantasía poética aparece combinada con la narrativa en este ejemplo, de Miguel Gomes:
Apenas despierto, sin motivos aún para pensar, descubro la séptima cara del dado. Está junto a las otras, en medio de ellas, y a un lado. Allí donde no llega el Azar.
Veamos otro juego con la fantasía poética en Tortugas y cronopios, de Julio Cortázar (1990). Nótese de paso que el autor utiliza palabras sin acento ortográfico:
Ahora pasa que las tortugas son grandes admiradoras de la velocidad, como es natural.
Las esperanzas lo saben, y no se preocupan. Los famas lo saben, y se burlan.
Los cronopios lo saben; y cada vez que encuentran una tortuga, sacan de la caja de tizas de colores y sobre la redonda pizarra de la tortuga, dibujan una golondrina.
Recurso # 2. Sorprender al lector con una lógica inesperada.
Veamos un ejemplo de Raúl Brasca (2005):
Me abandoné a la placidez del sueño y, cuando regresé a la vigilia, me vi empapado y temblando de miedo. Me perdí detrás de una mujer, y cuando me di cuenta, estaba desnudo y sin un centavo. Me dejé flotar en el vaivén de las olas, y cuando volví en mí, me hacían respiración artificial. Definitivamente, no puedo dejarme solo.
Y otro ejemplo, también de Julio Cortázar (2001), Amor 77:
Y después de hacer todo lo que hacen, se levantan, se bañan, se entalcan, se perfuman, se visten, y así progresivamente van volviendo a ser lo que no son.
Veamos también La fuerza del destino, de Julia Otxoa:
El perro riñe al gato, el gato al ratón, el  ratón a la musaraña, la musaraña a la araña, la araña a la mosca, la mosca a la hormiga, la hormiga a la pulga, pero la pulga, como es tan pequeña, no tiene nadie más pequeño a quien reñir, así que, indignada, prepara la revolución para derrocar al perro.
Recurso # 3. Realizar un cambio sorpresivo de contexto. A veces se crea una expectativa, tratando de despistar al lector. Veamos Pista falsa de Ana María Shua (1992):
Seguir el reguero de manchas, ¿no será peligroso? ¿Cómo saber que conducen al cadáver, y no hasta el asesino? (Pero las manchas son de tinta y llevan hasta la palabra fin).
Veamos otro ejemplo, Antropofagia, de Isabel Segura Boutry:
Sus incontables victorias no le impidieron sucumbir a los encantos de la exótica reina negra. Ella, siguiendo ancestrales ritos, no dudó en comérselo. El rey había olvidado que era el blanco del tablero.
Recurso # 4. Contrastar presente y pasado. Ayuda en este recurso hacer referencia a personajes conocidos. Veamos, también de Shua (1981), un fragmento de un relato más largo, Princesa, mago, dragón y caballero, que remeda una historia medieval:
[...] El caballero Arnulfo amaba y deseaba ya la princesa Ermengarda (a su imagen) como un chico ama y desea su primera, no poseída bicicleta [...].
Veamos Post-operatorio, de Adolfo Bioy Casares:
―Fueran cuales fueran los resultados –declaró el enfermo tres días después de la operación–, la actual terapéutica me parece muy inferior a la de los brujos, que sanaban con encantamientos y con bailes.
Y uno más moderno, Bagdad, de María Elena Lorenzín (inédito):
Érase una vez una ciudad de ensueño, una legendaria ciudad de las Mil y una Noches. Ahora es la ciudad de las mil y una pesadillas.
Recurso # 5. Concretización de una metáfora o dicho popular. Veamos En legítima defensa, de César Antonio Ilurralde:
Sustrajo el pan, y su condena fue perpetua por haber matado el hambre.
De Fernando Aínsa, Olvido confirmado:
Recuérdalo, por las dudas: todos los escritores inmortales se han muerto.
Veamos otro ejemplo, Despertar, de Norberto Costa:
            Despertó cansado, como todos los días.
            Se sentía como si un tren le hubiese pasado por encima.
            Abrió un ojo y no vio nada.
            Abrió el otro y vio las vías.
Recurso # 6. Escamotear el significado de una frase hecha. Veamos otro de Fernando Aínsa, un microrrelato que es parte de De eso se trata ahora:
Su amor por la patria no tiene fronteras.
A veces el lector tiene que completar el significado. De José Antonio Martín, veamos un buen ejemplo:
Cuento que me contó una vez mi hija Adriana, fastidiada que le pidiera un cuento: Había una vez un colorín colorado.
Recurso # 7. Utilizar un formato popular, no literario. Un formato moderno al que recurre el microrrelato con frecuencia es el anuncio clasificado. Veamos Clases de gimnasia, otra vez de Shua (1996):
Para aumentar la flexibilidad del tronco y ramas, evitando así quebraduras provocadas por ráfagas intempestivas, clase de gimnasia para árboles se ofrecen, individuales y a domicilio. Precios especiales para bosques.
Y otro ejemplo, Aviso oportuno, de Vetusta Morla:
Se solicitan fantasmas para devolver la capacidad de asombrar.
Interesados, favor de presentarse sorpresivamente.
Veamos, de Armando Páez, Designio que parafrasea el muy conocido Génesis:
Entonces dijo: «¡Que se haga el automóvil!». Y la ciudad se deshizo.
Recurso # 8. Utilizar una lógica desviada. Puede llevar a una paradoja o al absurdo. Veamos el #17, de Andrés Rivero:
Decía que amaba tanto a su esposo que tenía que engañarlo con otros hombres; uno, para probarse a sí misma todo lo que quería al marido; dos, para destrozarle la ilusión a esos que algún día podrían rivalizar con su cónyuge.
Con frecuencia este recurso envuelve además una inversión de ideas o de palabras. Veamos Una realidad (inédito), de Fabián Vique:
Me desperté a las tres de la madrugada sobresaltado, bañado en sangre, con un puñal clavado en el medio de mi pecho. «¡Menos mal!», me dije, «es sólo una realidad». Y seguí durmiendo.
Y otro de Vique, también inédito, Melómano:
Tanto le gustaba la música que le había puesto a su teléfono móvil, que nunca atendió una llamada.
Recurso # 9. Hacer falsas atribuciones. Este recurso fue utilizado frecuentemente por Jorge Luis Borges, antes de que su superchería fuera descubierta. Marco Denevi tiene un grupo de minificciones muy sutiles atribuidas a Leopoldo Garnerius en AphorismataFalsificaciones, nos avisa debidamente. Algunos de estos microrrelatos son muy conocidos. Recordemos su Veritas odium parit: (Róterdam, 1720). El título de su colección,
–Traedme el caballo más veloz –pidió el hombre honrado–. Acabo de decirle la verdad al rey.
Y Ana María Shua firma la introducción a su Botánica del caos con el nombre de Hermes Linneus, El clasificador.
Recurso # 10. Hacer uso de la ironía. Este recurso consiste en decir lo contrario de lo que se quiere significar, lo que el lector deberá captar. Veamos un ejemplo de Luisa Valenzuela, quien le ha dado, como a veces acostumbra, un largo título: Fracaso de Don Juan al encontrar a la Bella Durmiente:
Porque nunca ha logrado aprender cómo despertar lo suficiente sin despertar del todo.
Ayuda usar la visión individual de la primera persona, que acerca la narración al ensayo y al poema. Veamos Libertad, de Juan José Arreola:
Hoy proclamé la independencia de mis actos. A la ceremonia sólo concurrieron unos cuantos deseos insatisfechos, dos o tres actitudes desmedradas. Un propósito grandioso que había ofrecido venir envió a última hora su excusa humilde. [...]
Algunos de ustedes habrán notado la posible influencia de Macedonio Fernández. No hay duda que Macedonio podría haber sido un gran microrrelatista. Veamos uno más, El sueño y la vigilia, de Gabriel Jiménez Emán:
Había confundido tanto la vigilia con el sueño que antes de acostarse clavaba con un alfiler cerca de su cama un papelito que decía: Recordar que mañana debo levantarme temprano.
Desde luego, este brillante ejemplo de Augusto Monterroso, Fecundidad, goza de gran popularidad:
Hoy me siento bien, un Balzac; estoy terminando esta línea.
Recurso # 11. Desacralización de personajes conocidos. Hay algo de burla en esta intertextualidad. Veamos el elíptico Drácula, de Diego Muñoz Valenzuela:
El conde Drácula no soporta más el dolor de muelas y decide tratarse con un especialista.
Veamos además Pecado, de Luis Felipe Fernández:
Al convertirse en hermoso cisne, el patito feo comprendió que su madre había sido adúltera.
Por último, veamos otro microrrelato inédito de Fabián Vique, Si Penélope:
Si Penélope, señores Diputados, en lugar de tejer y destejer improductivamente hubiese sólo tejido, la industria textil de Itaka habría recibido un impulso fenomenaly Grecia ocuparía hoy un lugar más relevante en la Comunidad Económica Europea.
Recurso # 12. Crear una perspectiva infrecuente o única. Este es uno de los recursos favoritos de los microrrelatistas. Su propósito parece ser hacernos ver el mundo desde otro ángulo. Veamos Calidad y cantidad, de Alejandro Jodorowsky:
No se enamoró de ella, sino de su sombra. La iba a visitar al alba, cuando su amada era más larga.
Veamos el #108 (1984) de Ana María Shua:
Yo contra los huevos fritos no tengo nada. Son ellos los que me miran con asombro, desorbitados.
Veamos, de Alfredo Armas Alfonzo, el # 43:
Engracia Magna Pastora Toribia Rafaela le pusieron a la hora de las aguas, y no crecía; mamá lo atribuía a la carga de tanto nombre.
Y este, de Rogelio Guedea, En defensa del oficio:
Los que no escriben saben que escribir es fácil (... ). Sin embargo, los que escriben piensan todo lo contrario y si se empeñan en estar horas enteras frente a la página en blanco (...) es sólo porque quisieran encontrar finalmente esa verdad de que tan buena fuente saben los que no escriben.
Veamos por último otro ejemplo, muy sutil, de Raúl Brasca: Amor I:
A ella le gusta el amor. A mí no. A mí me gusta ella, incluido, claro está, su gusto por el amor. Yo no le doy amor. Le doy pasión envuelta en palabras, muchas palabras. Ella se engaña, cree que es amor y le gusta; ama al impostor que hay en mí. Yo no la amo y no me engaño con apariencias, no la amo a ella. Lo nuestro es algo muy corriente: dos que perseveran juntos por obra de un sentimiento equívoco y de otro equivocado. Somos felices.
Después de hacer este repaso independiente, además de mi estudio anterior (que en conjunto cubren 24 recursos utilizados para lograr la sonrisa en el microrrelato), me parece comprobar que escritores de países y épocas distintas utilizan las mismas estrategias para hacernos sonreír y pensar. En nuestros días se destaca muy especialmente Ana María Shua, con el mayor número de agudezas humorísticas donde la superficialidad es sólo aparente. Después de cuatro volúmenes de microrrelatos, ha decidido que prefiere lograr la reflexión a lograr sólo la sonrisa. Pero muchos escritores nos hacen sonreír. Y desde luego, quien pueda reírse de sí mismo, podrá más fácilmente sobreponerse a sus propias desgracias.  En conclusión, puede asumirse que percibir el absurdo del mundo y el nuestro propio es saludable. Además, los microrrelatistas tienen en general algo de rebeldes y gozan de pensar por sí mismos por caminos no trillados. Perciben el universo como un lugar donde impera el absurdo y están fascinados por su arbitrariedad, la que no cesan de señalar, suscitando nuestras sonrisas.
                                                           
Dolores M. Koch - noviembre de 2006

LO QUE DICEN SOBRE EL MICRORRELATO
Características propias del microcuento son:
1.su brevedad extrema
2.secuencia narrativa incompleta
3.lenguaje preciso, muchas veces poético.
4.Su carácter transtextual lo proyecta hacia otros discursos de manera implícita o explícita.
5.Su final abrupto, impredecible, pero abierto a múltiples interpretaciones, impone una lectura que incide en el desarrollo de la imaginación y del pensamiento exigiendo un lector modelo que recree el contexto de este minicosmos narrativo.

¿Qué es un microrrelato? las denominaciones son innumerables: microcuento, minicuento, cuento minúsculo, cuento en miniatura, incluso cuentículo, sin embargo todas coinciden en señalar que es una modalidad narrativa que exige del escritor la máxima concisión de ideas en el menor espacio posible. En cuanto a las características podemos señalar: brevedad extrema, secuencia narrativa incompleta, lenguaje preciso, final abrupto, impredecible y abierto, y, por último, el estímulo de relectura.

Regla #2: No escribas nunca para tus contemporáneos, ni mucho menos, como hacen tantos, para tus antepasados. Hazlo para la posteridad, en la cual sin duda serás famoso, pues es bien sabido que la posteridad siempre hace justicia. Augusto Monterroso, "Decálogo del escritor".


Anuncio. (René Avilés Fabila, mexicano)"Oriundo de Hamelínn:
"Soy flautista y alquilo mis servicios: puedo sacar las ratas de una ciudad o, si se prefiere, a los niños de un país sobrepoblado."

EL MICRORRELATO

Según el escritor Andrés Neuman “en el cuento, igual que en el amor, es tan significativo lo que dices como lo que callas, las palabras como los silencios”. Esta visión del cuento recuerda a los finales abruptos de los romances tradicionales, a la canción del marinero que tenía el poder maravilloso de alterar el ritmo armonioso de la naturaleza y cuyo contenido no se desvela al final del romance, excitando nuestra imaginación.

En efecto, tanto en el cuento como en  este tipo de romances o como en las adivinanzas o como en la misma poesía es más significativo  lo que se sugiere que lo que se dice explícitamente. De ahí la importancia, particularmente en los géneros narrativos, de suscitar una cierta intriga, de crear un clima de misterio, de dejar algún cabo suelto de la historia o algún enigma sin resolver, de sorprender con un final imprevisto.

Uno de estos géneros narrativos, al que se le pueden aplicar todos los rasgos mencionados, es el microrrelato. Se puede definir como un cuento en miniatura, como una brevísima construcción narrativa, que suele tener desde pocas palabras hasta un párrafo o dos. 

El microrrelato es el género idóneo para definir o parodiar los tiempos que corren: la sociedad de consumo, el mundo conciso e impactante de la publicidad, la velocidad de Internet...

Algunas ideas para conseguir dotar de brevedad un relato son:

·         Que tenga un desenlace rápido, sirviéndonos, por ejemplo, de una palabra extraña, lo cual puede ayudar a la concisión y tener un efecto humorístico.
·         Hacer uso de la elipsis.
·         Jugar con un lenguaje que posea doble sentido.
·         Ubicar elementos familiares dentro de espacios inesperados.
·         Situar el texto sin preámbulos dentro de un código o contexto sorpresivo o en desuso.
·         Parodiar textos o contextos familiares.
·         Hacer uso de la intertextualidad literaria, por ejemplo, citando elementos pertenecientes a textos literarios ya conocidos y confrontándolos con la nueva realidad textual.

Y algunos ejemplos de microrrelatos:
 
1.     """  Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí"
AUGUSTO MONTERROSO

2.     “Hubo una vez un Rayo que cayó dos veces en el mismo sitio; pero encontró que ya la primera había hecho suficiente daño, que ya no era necesario, y se deprimió mucho.”
AUGUSTO MONTERROSO
3.     "...el drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no habían llegado nunca hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa valía la pena de ser vivida".
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ.
4.    No consigo establecer contacto con Houston. Tengo un pequeño problema y no puedo decir aquello tan gracioso de "Houston, tenemos un problema" porque, para qué, no me oyen. Pero eso no es lo peor. Estoy encerrado en este cubículo de un par de metros que gira casi sin control dando vueltas al planeta a 36.000 km. de altura y no puedo decir "Houston, tengo un problema”. Conecte con el canal que sea, solamente oigo una carcajada histérica. Además, se ríe de mí y me dice que a ver cómo salgo de esta lata a 36.000 km. de altura. Pero eso no me asusta. ¿Por qué tendría que asustarme una carcajada? Por nada. Creo que me preocupan más lo golpes que dan a la puerta.
NACHO RUIZ
5.    PARA CELEBRAR EL DÍA DE LA MADRE
Raúl mató a su madre. Una vez muerta le extrajo el corazón. En su alocada huida cayó y rodó por las escaleras de su casa. El corazón salió despedido y dando botes fue a parar al rellano siguiente. El corazón de la madre desde el suelo, con el tierno recuerdo de un invisible cordón umbilical, vibró y dijo:
-¿Te has hecho daño, hijo mío?
LEOPOLDO RUIZ CERVERA
6.    CUENTO DE FIN DE AÑO
El año entró al salón de peluquería y estética de manera apresurada. Como siempre, desde los últimos nueve años, el dos iba delante. Se dirigió a una de las empleadas y le solicitó un servicio: quería hacerse mechas en el ocho. La chica, un poco perpleja, le aconsejó que no se las hiciera, puesto que estaban pasadas de moda. El año hizo caso omiso al consejo de la profesional e insistió en que quería mechas y además de color rubio platino, pero no sólo eso, también pidió que le maquillaran los ceros y que le hicieran la manicura en el dos.
Más tarde añadió “me voy de fiesta”. La muchacha, entre confusa y divertida, lo miró fijamente, después consultó su reloj y le dijo: “son las siete de la tarde, le quedan a usted cinco horas de vida, ¿para qué quiere gastarse el dinero si no va a tener ocasión de lucirse?”. El año contestó que cinco horas eran suficientes para cambiar el curso de la humanidad y dejó a la chica sin palabras.
Dos horas después, el año salió del establecimiento con las uñas pintadas de rojo en el pie del dos, los ceros cuajados de purpurina y unas llamativas mechas en su último dígito. Se alejó feliz, satisfecho, y conforme pasaban los minutos todo el mundo se dio cuenta de que al ocho se le iba poniendo cara de nueve.
MARIBEL ROMERO SOLER
CUESTIONES
1.    Lee atentamente los textos y responde a las siguientes preguntas:

a)    ¿Cómo definirías el microrrelato?
b)    ¿Qué te sugiere el primero de ellos?
c)    ¿Cómo interpretas el final del segundo?
d)    ¿Cuál es el drama del desencantado?
e)    ¿Dónde reside el interés del relato 4?
f)     ¿Qué elementos te sorprenden de los dos últimos microrrelatos?

2.    Explica el significado de las palabras y expresiones siguientes subrayadas.
3.    Inventa una frase con cada una de ellas.
4.    Localiza los sustantivos que parecen en el microrrelato titulado “Para celebrar el día de la madre” y clasifícalos.
5.    Identifica también los pronombres personales y de relativo e indica a qué sustituyen.
6.    Escribe un microrrelato en el que sorprendas con su final. Para ello, puedes utilizar el procedimiento de la elipsis. Como próximamente celebraremos el Día Internacional contra la violencia hacia la mujer, te sugiero que su contenido tenga que ver con este tema. Acompáñalo de una ilustración (dibujo, fotografía, etc.).
En el blog Ticágora puedes leer los textos premiados en el concurso de microrrelatos celebrado el curso 2008-09:
UN MICRORRELATO SE COMPONE DE:
Brevedad: idealmente no mas de 200 palabras


-Ficcionalidad / velocidad de lectura

-Ambigüedad semántica / polisemia

-Humor inteligente / sarcasmo / ironía / doble sentido

-Fragmentariedad / dilación del sentido final

-Metalenguaje / bestiario / sueños / objetos animados

-Dispara interrogantes en el lector / obliga retrolectura

-Reescritura de la literatura / alusiones literarias

-Alusiones históricas / grecorromanas

-Intertextualidad / requiere lector competente y alerta

-Importancia del título como parte de la obra.


"La brevedad es el alma del ingenio" - Shakespeare.
ESCOGE:
Un final sorprendente
uso poético del lenguaje
Una idea original
Un argumento cotidiano
El sentido del humor
La intertextualidad...¡y escribe!
EL SECRETO ES: “La regla es omitir”- Louis Stevenson
“Lo cierto es que el escritor de brevedades nada anhela más en el mundo que escribir interminablemente largos textos en que la imaginación no tenga que trabajar, en que hechos, cosas, animales y hombres se crucen, se busquen o se huyan, vivan, convivan, se amen o derramen libremente su sangre sin sujeción al punto y coma, al punto“. Augusto Monterroso



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