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Mostrando entradas de junio 16, 2010

ANTE EL TECLADO

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Tla-tla-tla ...cerca de las tres de la mañana otra vez ese monótono sonido sobre el techo de mi habitación, ¿quién será? Me lo imagino sentado al lado de la puerta de mis sueños…¿quién será? Y me dije, “ancha y larga es la entrada y salida de la vida: sales y entras o penetras y apareces”. Pero este acceso, ¿cuál es? Cuando te quedas sentado y piensas, actúas de manera espontánea, sin miedos; y has logrado conseguir disfrutar cada momento, nada te importa y te conviertes en el guardián del tiempo; no hay interés en juzgar al que entra o al que sale, y sus acciones te tienen sin cuidado. Te quedas ahí sentado bajo tu sombrero, y te dan ataques frecuentes de sonreír con los ojos desde el corazón. Que las cosas pasen porque tienen que pasar y punto. Esa habilidad de preocuparse por todo se ha desvanecido. ¿Y el conflicto? Al diablo con él. Que si el que viene se detiene antes de entrar, cavila, retrocede, qué importa. Tla-tla-tla...Ahora caigo en cuenta: soy un mero personaje de este micr

MI DUENDE

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Mi duende se llama Marcela. Es algo traviesa, pero jovial. No me esconde los zapatos ni las llaves, pero se divierte imitando nuestras voces. A veces me llama y me habla con la voz de Julia, y yo contesto. Entonces oigo a mi esposa que me dice yo no te he llamado. Otras veces es lo contrario y es Julia la que escucha mi voz. Creo que Marcela vive debajo de la planta de albahaca…todavía puedo sentir su aroma en mi piel.

SALA DE EMERGENCIA

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Estás en la ambulancia, en uno de esos días huérfanos de sueños; tu frente arrugada, pegada al cristal opaco y húmedo. Contemplas como se aleja el paisaje; cinta de celuloide tan indiferente y lejana, ajena a tu dolor y a las pupilas de los ojos que ya no miran hacia afuera. El viaje se te hace lento y te distrae el ir y venir de la gente adormecida, que salen apresurados de los centros comerciales con sus miserias escondidas en bolsas de plástico y con máscaras atadas al lomo de sus espaldas. Sientes que nada tiene razón de ser cuando llegas con ese ser querido a una sala de emergencia: “una sola manera de nacer y muchas formas de morir”, piensas. Tu espacio y tu tiempo no es tuyo hasta que no lo compartes. ¿Y ahora a dónde irá lo que has compartido, lo que se va si ya no te es útil y no ofrece vida? Las pretensiones se esfuman en una sala de emergencia. Y deseas muy adentro en el corazón que se abra una puerta, tal vez la última y la definitiva…

ZOMBILANDIA

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Se dió el fenómeno de que ciudadanos resucitaban, y como ya oficialmente no existían, y tampoco tenían derechos ni propiedades con el estado, uno a uno eran sometidos a una operación cerebral para arrancarles la poca voluntad y líbido que les quedaba; luego sus cerebros se programaban para hacer tareas domésticas y rudimentarias. Cuando se enfermaban o dejaban de funcionar, se les extirpaban los órganos principales para venderlos, y se desechaba lo restante.

PROFESIÓN EQUIVOCADA

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El nuevo profesor entró al salón, se presentó, y cuando fue a escribir su nombre en la pizarra todos los estudiantes salieron gritando. Entonces, reflexivo y asombrado, miró por la ventana y dijo para si mismo: “Definitivamente la docencia no es trabajo para un gato.”

DESOBEDIENCIA

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Cuando Jorgito entró al jardín de la abuela y se comió las berenjenas, le salieron ojos debajo de los pies y encima de la cabeza. Desde entonces podía ver la luz del macrocosmo y la luz del microcosmo a la misma vez, pero chocaba con los postes eléctricos de la ciudad, mientras escuchaba a su abuelita diciéndole “te lo advertí, mijito, te lo advertí.”