TODO UN POEMA




Felipe, el mecánico, con sus chancletas mete-dedos, uñas sucias y un sempiterno cigarrillo en la boca, se come las galletas con queso y café que le di.
Luego se zambulle debajo del carro mientras silba una vieja canción.
De pronto el ronco ruido se oye éxitoso: RATATATAN…
Sus abrazos engrasados bailan en el aire, recobra el cigarrillo, y con una enorme sonrisa de oreja a oreja me dice:
-Dígame usted, compadre, usted que es todo un poeta, acaso no es esto también poesía.

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