HELICÓN
Ay, hijita de mi vida y corazón, subí la cuesta apoyado en mi bastón para buscar el correo. Con esfuerzo recogí unas basuras que irresponsables arrojaron a la orilla del camino. Hablé con los árboles y con el horizonte. Silencio. Le puse el dedo pulgar a la media luna en el azul para que pareciera mi uña, como lo hacia contigo cuando eras pequeñita. Al abrir el buzón encontré tus ecos… te amo hijita, donde quiera que estés…