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Mostrando entradas de agosto 24, 2010

ARTE DE VIVIR Y EL TRABAJO DE NO DESILUSIONARSE

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Me creía alguien realmente muy importante y único; todos me respetaban cuando me veían, hasta que un día gris, en una lavandería,  una señora me confundió con su ropa de lavar y me quitó la sábana. Me llamaban fantasma, ahora simplemente soy el negrito Carmelo. *Relato que se presenta para la reunión sobre fantasmas de Diario de Anónima Mente

MUNDO AL REVÉS

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En aquel mundo de homosexuales una pareja heterosexual vivía dentro de un closet.

ANTESALA A UNA APUESTA, de Héctor Luis Rivero López

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Los boletos los encontró al lado de la puerta, en el piso, casi debajo de la alfombra: invitación para la gallera El Combate. No tenía remitente. Llamó a un taxi que lo llevó al lugar. Entró, y mientras caminaba, el corredor se le hacía largo e inmenso. Se sintió minúsculo, las paredes crecieron frente a él de una manera vertiginosa. Avanzaba, cuando al final visualizó una luz algo opaca y en medio de ella a dos sombras que se peleaban; eran dos hombres de aspecto muy primitivo, desnudos y ensangrentados. Aterrorizado ante tan dantesca visión, comenzó a escuchar murmullos y aletazos, y algo así como el chocar de picos. Despacio, levantó la vista hacia los banquillos. La algarabía se multiplicaba y un aletear de plumas y crestas paradas se dibujaban ante él. El horror aumentó y sintió la sangre congelársele en la venas cuando un gigantesco ojo circular y amarillo lo miraba lleno de glotonería y deseo. Se sintió como una cucaracha pegada al piso a punto de ser devorada, y aquellos

MÁSCARA

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Si apenas existimos y no vivimos lo que somos, no nos queda más remedio que soñar, columpiarnos en la fantasía y preparar los ojos para el golpe de un nuevo día que siempre parece el mismo y eterno en un circulo sin fin. Y ponernos la máscara. Para volver a comenzar atados a la esperanza, escondernos dentro de un vaso de vino, en un buen libro, en una nube al pasar o quien sabe en que… Por eso no tengo listas de cosas que quiero hacer o tener antes de partir, ¿para qué? Las tendré allá, de donde vine y volveré, sin máscara. Si un día de vida tan solo me quedara, pues como siempre he vivido así lo viviré; pero me entregaría más desesperadamente al amor...Soy como un poema de Neruda recitado por ti en una noche muy oscura…por favor no calles...

DULCE ESCLAVITUD

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Por fin se retiró. Ahora podría realizar su más caro anhelo: tener una modesta y limpia casita en la ladera del campo, rodeada por un bello jardín e inmensos árboles que le dieran sombra. Tendría, a su vez, un gato enigmático y dormilón, y una súper biblioteca llena de libros de microrrelatos. Allí, en esa casita daría libre rienda a su egoísmo, sería libre como nunca antes. Atrás quedaría la esclavitud del amor y de la ternura, y ya sólo le importaría su libertad. Así se hizo. Cierto día se levantó desolado extrañando un simple “gracias” y deseó ser de nuevo esclavo de la ternura, aunque nadie se lo agradeciera.

DAIMÓNICO

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Salió de su casa, y al doblar la esquina, se sintió perdido. Caminó por los lugares más inhóspitos y extraños; recorrió el mundo; fue pirata, poeta, esclavo y señor. Oscurecía, cuando al llegar a un recodo divisó una casa con una ventana iluminada. Cansado y agobiado se dirigió hacia ella. Nervioso, tocó el timbre. Lo recibió su mamá con vaso de leche tibia y unas cuantas galletitas. En ese momento cerró el libro.

ASALTO

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Caminaba muy contento cuando al doblar la esquina lo asaltó una duda; se detuvo por un instante, caviló y luego prosiguió su camino. Fue cuando llegó a su casa que extrañó la certeza.

LA AREPA MILAGROSA, MALA RELIGIÓN PARTE 2

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Para el cumpleaños de Suncha, Agapito le preparaba unas arepas. Cuando las cocinaba, una de ellas se le quemó. La cogió para echarla a la basura, pero vio con asombro que tenía dibujada lo que parecía ser el rostro de Cristo. Eufórico, la puso aparte para adorarla en un altar y pedirle un milagro, pero Suncha se la quitó, alegando que ese era su regalo y quería fotografiarla para ponerla en el Internet, y tal vez  un fanático religioso millonario se la comprara. Discutieron y forcejaron hasta que la arepa cayó al piso; donde estaba Fido, el perrito, que en un santiamén la olfateó y se la tragó.

TRANSPERSONAL

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“No creo en Dios”, dijo el Ego al Yo Interior, y dejándolo abandonado, prosiguió su camino. Luego se detuvo, miró hacia atrás y pudo ver como su sombra se deslizaba hasta llegar al horizonte de su conciencia. Corrió tras ella, pero fue en vano: el sol del amor, que se escondía detrás de la colina, se la tragó. Blanco y negro. Al caer la noche, el Ego quiso recuperar su sombra, y al son de ruidos, pompas y platillos, lanzó al cielo de su alma un cohete de fuegos artificiales hecho de pensamientos y razones, que poco a poco se fueron desvaneciendo dejando al desnudo la majestuosidad perenne e infinita de las estrellas. Sonido y silencio. Era tan fría la noche que el Ego se cubrió de indiferencia. Un abrazo de lucha con la muerte. Noche oscura del alma. Luz y oscuridad. Al llegar el día, por la mañana, al ver los primeros rayos del sol entrando por la ventana del conocimiento, el  Ego salió entusiasmado en busca de su sombra. Una vez afuera, miró para el cielo y quedó maravillado al ver d

EN EL AVIÓN

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Es su primer vuelo y se siente emocionadísimo. Mira curioso por la ventanilla y la gente de allá abajo le parecen  hormiguitas. De hecho, son hormigas: el avión todavía no ha desplazado vuelo, le informa la risueña aeromoza.

PITIRRE

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Cuento corto de tema social -boricua basado en un cuento del escritor José Luis González, Una caja de plomo que no se podía abrir. Dos reclutadores del ejército, sonrientes y muy amables, entran a un salón de clases de la escuela superior donde estudia Ramoncito. Visten el uniforme militar y sus zapatos relucen por el brillo. Han llegado para dar una charla y orientar a los jóvenes sobre los beneficios y ventajas de ingresar al ejército de los Estado Unidos. Mientras uno de ellos comienza a hablar el otro va repartiendo literatura y regala bolígrafos a los estudiantes. Ramoncito, sentado en la última silla cerca de la ventana se hace el distraído y mira hacia fuera. Un pitirre se ha parado en un árbol cercano y comienza a piar. Por la mente de Ramoncito pasan muchos recuerdos… Quisiera ser como ese pitirre, libre y sin edad. Hoy cumplo dieciocho años y me vienen con esa vaina. Ya soy mayor según los cánones sociales. Ya puedo votar, comprarme una cerveza y hasta adquirir una licenc