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Mostrando entradas de julio 5, 2010

VELLONERA

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Aquel microrrelatista, además de historias, siempre llevaba la música por dentro. En el funeral, sus amigos iban echando monedas de cinco centavos en el ataúd para escucharlo; bailaron y cantaron a su alrededor hasta más no poder.

CINCO INGRATOS

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El meñique se me esconde.El anular se me casa.El del medio es pura aristocracia. El índice me apunta y me dice que no lo acompañe.El pulgar, apuntando para arriba, pide un aventón, pues se quiere ir.Me he quedado solo.

HEREJÍA

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— Por favor , sea breve, l os ministros del Santo Oficio damos por terminado este juicio y lo hemos encontrado culpable, así que diga lo que tenga que decir de una vez por todas, pues no tenemos tiempo. — eppur si muove! Nunca antes había el sol brillado tanto como aquel dia de febrero del año 1616.

ASESINO CONFESO

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Siempre me amenazaba. Cada vez que se encontraba con unos de sus amigos secuaces, le decía, “Pues aquí, no más tratando de matar al tiempo”. Un día, hastiado de su cinismo, no me contuve más y sin pensarlo dos veces lo maté. Fue en defensa propia, se los juro, mi nombre es Tiempo.

QUO VADIS

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─Alejandrito, ¿ qué vas a ser cuando seas grande? ─Seré simplemente Alejandro EL GRANDE. ─ Y tú, mi querido Pablito, veo que serás pintor. ─ No, padre. Seré Pablo Picasso.

DINOSAURIADAS

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Cuando la niña Liancita prendió la computadora, el depredador sexual todavía estaba allí disfrazado de dinosaurio. Además, cuando el dinosaurio despertó, su hermanito gritón lo vió y se lo dijo a la niña que todavía estaba alli junto a la computadora. Cuando la niña también gritaba , Augusto despertó y escribió “El dinosaurio”. Mi suegra, cuando despertó, lo leyó y quedó enamorada de él, y se convirtió en un brontosaurio que todavía está allí. Al final, aburridos, autor, lector y dinosaurio, se durmieron.

DOCENTE

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Es el primer día del curso de sexología. La maestra le explica a los niños en que consiste la clase y las áreas que cubrirá. De pronto, Raquelita levanta la mano y pregunta: ─ Maestra, ¿este curso es solo teórico, verdad? ─Pues sí, Raquelita; ¿por qué preguntas eso? ─Es que no veo las camas, maestra.

VOCACIÓN

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A la pobre señora doña vaca se le nublaron los ojotes cuando su becerrito le dijo que quería ser torero cuando fuera grande. - Querrás decir hombrero, hijito, - le dijo con dulzura, y le acarició los cuernitos.

INSENSATO DESPERTAR

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Me levanto de la cama muy temprano, apenas dormí y siento mucho frío. Abro la puerta, entro al baño, orino y me lavo los dientes. Me envuelvo con las sábanas, me pongo los cortos y las zapatillas, que están al lado de los tacos que ella olvidó. Voy a la cocina, abro el armario, cojo la botella de vino y me preparo un trago. Otro trago. Enciendo la computadora y me pierdo en un mar de correos electrónicos. No puedo concentrarme, todo me es indiferente. Me viene a la cabeza la misma imagen, la misma angustia. Siento que caigo en un vacío aterido y sin fin. En la pantalla, chicas desnudas pero sin alma. Me harta la porno. Otro trago. ¡Santo Dios, que frío! Otra vez ese resplandor y la sensación filosa en la garganta. Quisiera dormirme de una vez por todas y para siempre. Ya son las tres de la tarde y esta angustia me corroe el alma. No tengo medicamentos, y el vino se me ha acabado. Esta condenada casa está helada. Estoy desesperado y me repito, sin parar, que yo no me maté. Yo -no –me- m

MI PRIMER AMIGO

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Fue en el primer día de escuela cuando conocí a Palito. Era amarillo con un gracioso gorrito de color rosa. Mi mamá me lo puso en mis manitas vacías y él, cosquilloso, se metió dentro de mis dedos. Poco a poco mis manos bailaban a su compás y en una mañana mágica, entre curvas, bajadas y subidas trazamos los dos por primera vez lo que parecía ser mi nombre. De ahí en adelante mi amiguito y yo volábamos por los cielos de la imaginación. Una mañana llegó un niño nuevo. La maestra preguntó si alguien tenía un lápiz extra, pero nadie contestó. Con los ojos tristes, contemplé a Palito, y con su consentimiento, lo partí en dos y le entregué la otra mitad al niño. La profesora miraba sonriente mi acción, se acercó y, bajito al oído, me dijo: –Muy bien, compartirán el borrador cuando lo necesiten. Desde entonces he aprendido doble en mi vida. Publicado en la revista En Sentido Figurado, julio 2010. Héctor Luis Rivero Puerto Rico ©Derechos reservados