DESPOJO



ÉL, sesenta, solo y viudo. SU CORAZÓN ES UN DESPOJO y lo pregona: ¿alguien lo quiere?
Con él hace tripas para llenarse los huecos del alma, tan vacíos de TODO, tan llenos de NADA; buscando el encanto de las ilusiones pérdidas va evitando el hastío; deshojado como una margarita se mece en un columpio de ensueños; si sube, choca con el cielo de lo imposible, si baja, se destroza con la cruda y cruel realidad. Ella, treinta y prohibida, está ahí, pero tan lejos…

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