NÉMESIS


Érase una vez un hombre que maldecía a la fuerza de la gravedad cada vez que algo se le caía de las manos, ya sea el cepillo de dientes cuando se cepillaba o el martillo cuando trataba de arreglar algo en su casa. Maldecía tanto y tanto que una mañana amaneció flotando sobre su cama y se enfermó de grave-edad.

Comentarios

  1. Héctor Ugalde4 de agosto de 2010, 21:23

    ¡JAJAJAJAJAJA!!! ¡Muy bueno! :]
    (yo ya entré a la grave...edad)
    ¡mUCHos salUCHos de UCH! :]

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  2. HÉCTOR LUIS RIVERO LÓPEZ4 de agosto de 2010, 21:47

    Eso es asi, tocayo ; de esa edad no nos salva ni el médico chino!

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  3. Unknown26 de agosto de 2010, 1:53

    Así conocíamos uno que iba a un café que le apodábamos "el angustias", hay quienes nacen con vocación de amargado.

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