MI PRIMER AMIGO



Fue en el primer día de escuela cuando conocí a Palito. Era amarillo con un gracioso gorrito de color rosa. Mi mamá me lo puso en mis manitas vacías y él, cosquilloso, se metió dentro de mis dedos. Poco a poco mis manos bailaban a su compás y en una mañana mágica, entre curvas, bajadas y subidas trazamos los dos por primera vez lo que parecía ser mi nombre. De ahí en adelante mi amiguito y yo volábamos por los cielos de la imaginación.
Una mañana llegó un niño nuevo. La maestra preguntó si alguien tenía un lápiz extra, pero nadie contestó. Con los ojos tristes, contemplé a Palito, y con su consentimiento, lo partí en dos y le entregué la otra mitad al niño.
La profesora miraba sonriente mi acción, se acercó y, bajito al oído, me dijo: –Muy bien, compartirán el borrador cuando lo necesiten.
Desde entonces he aprendido doble en mi vida.
Publicado en la revista En Sentido Figurado, julio 2010.
Héctor Luis Rivero
Puerto Rico
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