DESOBEDIENCIA



Cuando Jorgito entró al jardín de la abuela y se comió las berenjenas, le salieron ojos debajo de los pies y encima de la cabeza. Desde entonces podía ver la luz del macrocosmo y la luz del microcosmo a la misma vez, pero chocaba con los postes eléctricos de la ciudad, mientras escuchaba a su abuelita diciéndole “te lo advertí, mijito, te lo advertí.”

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