La última de las maguferías

"Y el cielo se apartó como un libro que es envuelto y todo monte y las islas fueron movidas de sus lugares" (Ap. 6: 14)


En la mañana del día veintidós de diciembre del año 2012, en la playa Los machos de Ceiba, se verá bajar del cielo a un coquí dorado, grande como una cancha de tenis y con alas irisadas de multiples colores .Y cuando el coquí toque el suelo, levantará un remolino que limpiará la playa de cigarrillos, latas, envolturas de comida, chapitas, sorbetos, vasos plásticos, botellas, pañales y condones usados. Una vez en tierra firme, cerrará los ojos y comenzará a cantar: “CO QUI, CO QUI, CO QUI...” Las ondas de su canto se expanderán por todos los confines del mundo.El cielo se tornará rosado, la luna se partirá en dos y como si fuera una piñata, dejará caer desde lo infinito caballitos de carrusel, mariposas gigantes, maraquitas de bebé, caballitos San Pedro, maryjanes, piloncitos, vaquitas lecheras, gofios, besitos de coco, blonis, mampostiales, lluvia de horchatas, ajonjolíes, tamarindos, pirulíes y mucho confeti de color amarillo. Todos pensarán que el paraíso ha llegado, pero se equivocan: un nubarrón oscuro se extenderá por todo lo alto y ancho, y el mundo ya no será el mismo.
Los relojes se van a detener, las campanas de las iglesias dejarán de sonar y toda fuente de energía se va a extinguir. Caerán los aviones, y en las autopistas no habrá movimiento alguno. El tiempo será suspendido. Los bebés abortados, colgados de las nubes con el cordón umbilical atado al cerebro, gritarán al unísono: “¡Hay un solo Dios y no tiene religión!”
Madre Tierra temblará; torrentes de espuma y agua hirviente brotarán de sus poros, y su piel, agrietándose, se romperá en mil pedazos. La humanidad entera se irá desbocando en la colina del cordero de la isla de San Juan..
El “Viejo Divino”, que nunca juega a los dados, contemplará en silencio:
De un lado de la colina bajan, en una línea sin fin, una muchedumbre eufórica compuesta por maestros mal pagados, prostitutas, mendigos, obreros muertos en su trabajo, amas de casa maltratadas, enfermos de sida, niños esqueléticos, homosexuales discriminados, ancianos solitarios, drogadictos, alcohólicos, discapacitados, soldados esquizofrénicos y niñas violadas, cargando pancartas alusivas al juicio final. De súbito, el coquí pone muchos huevecillos, y éstos se rompen al instante saliendo de ellos infinidad de coquies alados que se esparcen por los cuatro puntos cardinales. Semillas tiradas por los árboles germinan al instante. Poco a poco se van elevando papeles, ruedas, imprentas, telescopios, radios, televisores, neveras, secadoras, automóviles, podadoras, discos compactos, computadoras, secadoras de pelo, celulares, y cuanto cachivache ha inventado el homo sapiens desde sus comienzos.
Periodistas, en la desesperación por transmitir la noticia, desaparecen arrastrados con sus cámaras como si se los tragara un agujero invisible.
Bajando furiosos por el otro lado de la colina van los religiosos, las multinacionales, los chupasangres, los prestamistas, los estafadores, los chupamatres, los cobardes, los agitadores, los petroleros, los tragatuercas, los abusadores, los curitas pedófilos, los dictadores, los fanáticos religiosos, los comerciantes sin escrúpulos, los perversos, los implacables, los hipócritas, los traficantes de chismes, los arrogantes, los avaros, los orgullosos, y, en fin, los políticos ególatras quienes son pulverizados por un rayo gigante. Al estallar el trueno, se separa el trigo de la cizaña.Y cuando el coquí dorado con alas de terciopelo finalice su canto cristalino, por primera vez no habrá gritos, y nos escucharemos unos a los otros con atención. Entonces se dejará de querer el yo y cada cual tendrá su pedazo de pan; nacerá la confianza retornando el abrazo y la conversación afable, y se abrirán las puertas, porque todos seremos niños otra vez. La armonía y la paz reinarán en el silencio que se acurruca entre las piedras y las hierbas, donde nace la ternura. No será el final, sino el nuevo comienzo. Y mirando hacia el Este, volveremos a ser humanos.
Glosario- Coquí-El coquí es una ranita muy pequeña de muchas variedades que cuando canta dice CO-QUI-CO-QUI. Es un símbolo nacional de Puerto Rico. No tienen alas, solamente el de esta historia tiene alas, fantasía mía. Ceiba- Pueblito en la costa Este de Puerto Rico. Maryjanes- Dulce de maní o cacahuate con caramelo. Piloncitos, vaquitas lecheras, gofio, besitos de coco, blonis, mampostiales, horchatas, ajonjolí, tamarindo, pirulíes – Dulces criollos, excepto el bloni que es una goma de mascar. El cordero es el símbolo del escudo de Puerto Rico

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